viernes, 23 de marzo de 2012

Géminis


El patio fue salpicado con sangre.
Uno no soportó, y quiso sepultar
el éxito del otro, que respondió
con un cuchillo parecido a una espada.

Primero pareció un juego, pero uno
intentó, envidioso, arrebatar el encanto del otro,
que se cobró casi un brazo entero, chorreante
de sangre, dolor, locura.

Los ojos de los dos, sus cuatro ojos,
fulgurantes de odio, rojos y violetas,
bajo un cielo que a cada segundo cambia de humor.

Es una guerra de ideas,
Irreconciliables.
           Para vivir, hay que matar.
Así lo entienden los dos, tan parecidos
a simple vista
tan antagónicos.

viernes, 16 de marzo de 2012

Un tipo

El artista es un tipo sensible
un alma sensible
que se conmueve con las simplezas
que a nadie importan.

No harás abuso del poder que se te fue dado”,
parece decir por dentro ese hombre
que enfundado en sobretodo
se detiene por un rato ante un cartel de campaña,
antes de ir a buscar otro café y un diario
para enrollar bajo un brazo.

Llueve suave en Avenida Corrientes,
donde todos se miran a los ojos entre sí esta vez,
todos se hacen preguntas,
ya nadie mira sus zapatos.
Lluvia tímida hace cosquillas al asfalto.

El de sobretodo piensa que es el único
que se pregunta por qué hacemos lo que hacemos.
Sabe que más de una vez fue de esos
que explican todo y a todo le dan un por qué.

Como guiñándole un ojo a lo lejos al cartel,
se aparta y le dice mentalmente:
No lleves la discusión a un terreno que no te conviene”.
Guiño.
Pero otra vez a lo auténtico, y a mirar ahora sí los zapatos,
por un segundo. Y a recibir la lluvia, algo más fuerte.
Piensa que le gustaría tener el talento para la música,
y que preferiría estar transpirando en una selva de El Salvador
(tocando algo, alguna melodía repica en sus sienes).
Siempre quiso viajar,
¡si yo siempre quise viajar!, se jacta, “¿qué hago acá?”,
agrega. No sabe si reír un poco o rezongar bastante.
Le gustaría tener una personalidad de acero.

Se le ocurre que la eternidad puede ser una tortura,
por eso la muerte es un catalizador tan grande, intenso.
Es todo tan frágil, como la vida.
Y encima, por suerte o desgracia, no hay iluminados,
no hay notables marcando caminos.
Tampoco hay solución, la solución no existe,
y ese quizás sea el mayor problema,
o el mayor ahorro de energía.

Se tranquiliza, deja Corrientes,
la lluvia, la calle, vuelve a la cucha,
porque recordó que había salido hacia el trabajo
y al trabajo renunció.
Respira aliviado.
Vuelve a la cucha,
donde escribirá algo sobre la muerte
y planificará un viaje, no sabe adónde.
Después, una taza de café, un whisky, una película,
algo así.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Yo


Quiero hundirme en la cerveza
y ya no pensar
Dejar pasar el rato hasta volver a hablar
Un mar de espuma en mis labios,
y la música que me llama.

Aquella vez:
“La cerveza se calienta
mientras yo la miro”.
Esta vez no.

La felicidad es un misterio
que se esconde bajo tierra.
Felicidad, dijiste que ibas a llamar
y no
Quedamos en vernos
y no
No llegaste
No habrás querido.
Me dejaste sepultado,
con el cuerpo dormido.

Hay miedos de los que ni hablo
por temor a que tomen cuerpo,
a que sean verdades.

Con el cerebro hundido,
el ánimo extremado,
viajando a lo más violento de las posibilidades,
de lado a lado,
sin criterio… mi reflejo es un misterio.
Desalmado,
olvidado, por mi mismo.
Ni recuerdo mi pasado.

¿Es esto todo lo que hay de mí?
¿No eran todos esos versos partes de mi cuerpo?
¿Es esto todo lo que se puede decir de mi ser?
¿No hay otros yo dando vueltas en relatos y en hechos?

Humanidad errante, desairada,
tomamos de este mundo aire, luz, alimento,
pero estamos para más que eso.

Unidos por un hilo que no podemos cortar,
por una sensación colectiva,
sangre que hierve.

Pienso en que no estoy solo cuando
vuelvo a casa en el transporte público.
Veo caras que parecen solas, pero
no sé si es para tanto.
Lo he meditado y debatido con la almohada
en la semana, y ahora
pienso en ello con la cerveza entre mis labios.

domingo, 11 de marzo de 2012

El fin

¿Vendrán a llevarse todo? ¿Se lo llevarán?
La pregunta cae como una lágrima, desde el borde,
el único borde, vértice filoso que queda de la montaña,
desde donde se ve aquella otra montaña, a punto de ser muerta

Las copas son arrancadas de los árboles
por un viento imparable sin dirección.
Da igual resguardarse o entregarse

Algunos valientes huesudos enfrentan al vendaval
exigiendo a sus hombros hacia atrás,
mordiendo a la tierra húmeda y a las piedras con las uñas de los pies

Las casas ya son sólo dibujos en una postal,
sólo sirven para fijar los marcos del camino,
el único que se ve en medio de tanto pastizal

Una fuerza, que no sabemos bien de dónde viene,
sacude hasta lo finito, lo inerte, lo sutil,
lo bello, lo tranquilo, lo que queda,
lo sencillo, y transforma en trastorno a la paz de este lugar

Las grietas más escondidas,
las cicatrices de la tierra debajo de los matorrales que resisten
reciben las noticias de la tempestad

Los cuerpos sospechan que esta vez no habrá tregua
y que además no podrán soportar el embate

Una mirada limpia, clara,
inalcanzable por el temporal,
ve todo derrumbarse

El polvo va cubriendo el paisaje,
al que cada vez le queda menos para mostrar

Todo se ve efímero.
Descartable.
Sepultado.

De lo que fue hay pocos recuerdos.
De cómo pasó, casi nada...
Es inasible el ahora.
Y nadie espera un después.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Vivos y libres

Inevitablemente el ser humano buscará la liberación.
Se batirán caderas y hombros
rápido, fuerte o muy despacito
arderán las lenguas con el poder de las bebidas,
la espuma del mar mordiendo los tobillos,
haciéndolos saltar.

Popurrí de ritmos
en una tierra multi-poblada,
re-creada cada día por sus propios pobladores.
La cultura no puede perderse.

Las palmas de los morenos hacen hablar
a los parches de los tambores
Y como en cámara lenta,
vemos las bocas de nuestros negros llenas de gol,
de grito y pasión.

Despliegan sus bocas los negros,
nos devora su alegría, nos transporta
y sumerge en esta tierra,
en la que vivimos, la nuestra
que ni vimos ni conocimos,
la de siempre, que no hicimos propia.

Nos zambullimos en una cueva de colores
-todos nuestros problemas son de vidas pasadas-
Busca, busca el ser humano la liberación,
la busca el hombre, también la mujer,
la buscan aunque sea domingo a la noche,
la buscan un domingo ¡con más razón!

La buscamos por un túnel flotante
que cruza y atraviesa todos los sonidos
de La Pampa a México,
nuestra tierra antes desconocida.

Pasa un caño de mano en mano,
pasa como un cohete de colores
divertidos, y hay fuego en el pecho,
alegría revuelta.

Este domingo nocturno, el mundo fue un lugar
tanto mejor que antes.
Chicos y chicas en grupo,
acurrucados en un túnel secreto, sordo
pero lleno de música,
enviaron sus problemas al pasado.
Y vieron en un momento
del mundo todo lo bueno,
libres soltaron sus lenguas, rieron.

La emoción escapa al cuerpo,
supera la comprensión
y desborda el ambiente.

Hay sangre del Pacífico,
sabor, ritmo y color,
pimienta, calor y sal,
sal de mar, sol caliente,
hay calor, sol, son, pimienta, ron
hay fuego en sus venas, fuego en la arena,
ritmo que quema, sonidos que alegran,
cuerpos inquietos, caderas que tiemblan,
ombligos desnudos, el aire se quiebra.
Corazones trotando con los toques de tambor...

Hay olor al Pacífico en esta cueva porteña
construida por chicas y chicos que tratan de ser libres.
El ser humano siempre busca la liberación,
aunque no se de cuenta.

domingo, 4 de marzo de 2012

El mágico duende del Bajo Belgrano (para Ariel)


Ese borracho,
te dicen.
Incomprendido,
Incontrolable,
Cuántos apelaron al guadañazo
Para seccionarte los tobillos y amputar la magia.
Borrachos estamos nosotros: borrachos de fútbol,
el de tu cosecha, añejo. Ebrios y felices por haber bebido
20 años de tu creación.

Necesita ayuda,
dicen los que sólo festejan goles
pero les cuesta conmoverse con tu arte,
irse a casa con una dosis de tu juego
y poder dormir contentos como muchos de nosotros.

Si Caniggia es el hijo del viento,
vos sos el de la alegría, la sonrisa, la fiesta hecha fútbol,
el fútbol hecho celebración, no combate.
Y ese quiebre de caderas es hijo tuyo, cada una de tus gambetas
es hija tuya, cada caño lo es,
cada cambio de ritmo.
Cada óle de la Sívori.

Donde haya un arco, estarán tus pies.
Donde ruede una pelota, cualquiera,
se verá tu botín.
O jugarás en patas y nadie se deberá sorprender.

Cualquier música le queda bien a tus bailes,
cualquiera es víctima de tus pasos cuando bailás sobre la redonda
y cortás el aire con la cintura y tu melena de 38 años.

Rebelde para los sabios del pizarrón;
generoso, trajiste tu talento norteño hasta Alcorta y Udaondo
y te forjaste como un guapo del Bajo Belgrano.

Cualquiera se embriaga de fútbol con vos,
Cualquiera pasa de largo: ni jugador ni pelota.
Pero un solo traje te queda bien en la pista de baile.

Nosotros quisiéramos ocho, 10 tribunas, y no cuatro,
para poder ponerle a cada una un nombre y recordarte
en los tablones junto a Enzo, Beto, Amadeo, Angelito,
Ramón y varios más.

Te fuiste cual suspiro,
como por arte de magia, para variar.
Desapareciste como un duende mítico,
por los bosques o las calles del barrio monumental.
Pero a los más chicos hay que contarles que fuiste, que sos
real.
Te fuiste como te ibas por las bandas, contra el corner,
amasando delicias con la suela para paladares refinados,
haciéndole caricias únicas a la pelota,
para que el Coloso del Río de la Plata se derrumbara de locura,
de amor por los colores del único traje que te calza bien.

Te fuiste moviendo la varita pero seguís en el barrio.
Recorre las calles del Bajo un mito urbano:
habla de un duende mágico del Norte
vestido de rojo y blanco que baila como ningún mortal.

viernes, 2 de marzo de 2012

Orientación

De la frivolidad a la seriedad hay menos de un paso.
Un soplo, un suspiro...
Una línea raquítica las divide.
Entre ellas, deambula la liviandad, hoy de moda,
entre otras.

La vida te sobrepasa,
se hunde en vos, te doblega.
Allí, ciertas lecturas pasean tu pensamiento
por las vidas de individuos irrepetibles,
esos extraterrestres fascinantes que visten nuestra piel,
hablan nuestro idioma y que disfrutan de la vida
aunque vayan acarreando sus angustias.
En ellos te mirás a veces.

Pensar en el rol del Estado
en las sociedades posmodernas
mientras corrés para no perder el colectivo
        y acordarte de un chiste de la infancia
que se dijo en un recreo escolar
mientras pensás las respuestas de un exámen de Historia Contemporánea
son dos incongruencias de igual tamaño.
Pero así vivís la vida,
sin encontrar un lugar, uno único y exacto,
que pueda calzar en un molde o servir a un esquema.

Por momentos -inesperados-,
pareciera que dos grandotes burlones
e inasibles van empujándote de cada lado
sin que puedas elegir el carril ni el rumbo.
Pero no hay rumbo,
hay preguntas que se reemplazan unas a otras,
y también resquicios.

Está la pintura del mundo
que lo muestra con andariveles precisos,
rectas, figuras y cuerpos,
y están las pinturas irregulares,
camaleónicas, mutantes
con sus destellos incomprensibles
en los que nuestros cuerpos desafían
a la realidad, haciendo brotar
lo que nos hace falta. 

Dos avenidas monstruosas se cruzan
y yo miro a todos los lados posibles
como perdido en el desierto.