miércoles, 14 de marzo de 2012

Yo


Quiero hundirme en la cerveza
y ya no pensar
Dejar pasar el rato hasta volver a hablar
Un mar de espuma en mis labios,
y la música que me llama.

Aquella vez:
“La cerveza se calienta
mientras yo la miro”.
Esta vez no.

La felicidad es un misterio
que se esconde bajo tierra.
Felicidad, dijiste que ibas a llamar
y no
Quedamos en vernos
y no
No llegaste
No habrás querido.
Me dejaste sepultado,
con el cuerpo dormido.

Hay miedos de los que ni hablo
por temor a que tomen cuerpo,
a que sean verdades.

Con el cerebro hundido,
el ánimo extremado,
viajando a lo más violento de las posibilidades,
de lado a lado,
sin criterio… mi reflejo es un misterio.
Desalmado,
olvidado, por mi mismo.
Ni recuerdo mi pasado.

¿Es esto todo lo que hay de mí?
¿No eran todos esos versos partes de mi cuerpo?
¿Es esto todo lo que se puede decir de mi ser?
¿No hay otros yo dando vueltas en relatos y en hechos?

Humanidad errante, desairada,
tomamos de este mundo aire, luz, alimento,
pero estamos para más que eso.

Unidos por un hilo que no podemos cortar,
por una sensación colectiva,
sangre que hierve.

Pienso en que no estoy solo cuando
vuelvo a casa en el transporte público.
Veo caras que parecen solas, pero
no sé si es para tanto.
Lo he meditado y debatido con la almohada
en la semana, y ahora
pienso en ello con la cerveza entre mis labios.

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