viernes, 29 de agosto de 2014

Cae la tarde

Una foto que baila frente a mí,
tan solo ante mis ojos, ahí nomás,
con insolencia y complicidad.

Los recuerdos se contradicen a empujones
y patadas, pero en silencio,
un silencio atronador
que da jaqueca.

Las fotos no siempre guiñan un ojo
al que las mira.
Nos devuelven algo que es como el polvo
que levanta una camioneta en un camino de tierra
por el desierto seco y silencioso.

Y nos pueden raspar
como lo hacen los bordes hostiles
de ciertas plantas
y de las hojas menos risueñas.

Cuando cae la tarde,
se mezcla niebla,
se esconde la luz,
ahí aparecen certezas agrias.

Esto ha sido con sangre de mártir
No lo sé pero lo sospecho

No tengo pruebas pero lo sé...