lunes, 11 de julio de 2016

Fronteras cotidianas

Creo que quise hablar
y no salió mi voz.
Como si la voz,
en lugar de llegar hasta el borde de la boca,
se hubiera quedado hundida en lo hondo de la garganta,
sin asomar.
Pateé al aire.
Taconeé como un caballo perdido.

Una penuria,
barro,
surco,
música épica.

Te asustás,
y mientras eso pasa, estás bajo el agua.
Solo por miedo actuás

“No puedo escapar.
Estoy atrapado en mí mismo”.
No querés abrir los ojos.
Dos veces te bañás,
hay mucho por lavar.
Maldecir hasta lo indecible.
Se vive mal.

“Me sobreestiman cuando voy a entrar en acción,
me subestiman cuando les digo la verdad”.
Desprecio por la especie…

Un ladrido de autoridad.
Lo que da el carácter…
A veces me rindo,
A veces no.

Siempre estamos buscando algo afuera.
Lo que no podés ver
igual está en algún lugar.
El deseo es una frontera cotidiana.

Escindir mi mente de mi cuerpo,
entre el sueño y la vigilia.
Que no importe tanto saber qué día es
Que la vida no sea semana tras semana

Fascinaciones,
Pasiones
que habitan dos mundos distintos,
ajenos entre sí.
Refugios de comodidad,
instantes de lucidez.

Nos vamos a levantar todas las veces que nos caigamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario